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por la magia, la inocencia y la fantasía de las hadas
jueves, 8 de julio de 2010
aficiones de las hadas
hay una común a todas ellas: su pasión por la música. Además de que les gusta, demuestran que tienen un gran talento, buen oído y una hermosísima voz. Ulises en
Es tal su pasión por la buena música que se dice que alguna vez no han podido resistirse y han raptado a destacados gaiteros gallegos para que les acompañen en sus bailes. Con los gaiteros han llegado a un buen intercambio de conocimientos, ellos les llevaron su música, y ellas les enseñaron sus canciones.
La música les gusta en todas sus expresiones, disfrutan cantando, tocan el violín, la flauta, el arpa, la armónica, les encanta tocar los platillos y saltar a su son, se divierten bailando, ...
En cuanto al baile, la danza de las hadas es muy peculiar. Se reúnen en corro, formando un círculo, un círculo mágico, y a su alrededor saltan y bailan de modo alegre y despreocupado. Lo que no soportan es que alguien curiosee por allí cuando ellas bailan, por lo que puede ser peligroso para el ser humano que lo intenta, que siente una atracción que no puede controlar y que le lleva a unirse a ese círculo. El encanto de la música, la algarabía del ambiente, los pitos, saltos y cantos, acaban atrayéndolo a su interior, y si sucumbe y entra queda atrapado en su mundo.
Cuentan que las noches previas al cambio de estación, las hadas salen al exterior a divertirse con sus bailes y danzas, en el apogeo de sus poderes. La noche más propicia para encontrar un corro de hadas es
Además de la música y la danza, otra afición de las hadas son las cabalgatas.
Para las hadas cualquier día puede ser motivo de fiesta, aunque tres son las noches mágicas en que las leyes mortales quedan derogadas y las hadas salen a celebrarlo al exterior: la noche de San Juan, inicio del solsticio de verano; la noche de Beltane, víspera del Primero de Mayo; y el 31 de Octubre, víspera del Día de Todos los Santos.
En estas tres noches se sucede el siguiente rito.
Primero preparan sus cortejos mágicos, iniciando un magnífico desfile. Las hadas se ponen sus mejores galas, sus vestidos de rasos y tules. Les acompañan sus corceles, adornados con campanillas y borlas de colores, con el máximo colorido posible, y justo cuando llega la medianoche avanzan en procesión. El orden suele estar establecido, delante los reyes, con todos los honores, y detrás de ellos los siguen los principales caballeros a la orden del rey. Suenan las gaitas, los tambores. Primero un estandarte rojo y un grupo de caballeros, luego el estandarte verde y detrás los caballeros, más tarde el estandarte blanco y detrás más caballeros. Cierra el desfile el resto de hadas y cortesanos. Unas avanzan a caballo, otras danzando y bailando a su alrededor. A estas procesiones se les conoce como “correrías de las hadas”.
Cuando termina el desfile se reúnen en círculos alrededor de la hierba y da comienzo el baile. Iluminan el lugar con la luz de las antorchas y al son de las gaitas cantan y danzan hasta el amanecer.
Todos saben, o al menos todos deberíamos saber, que en ninguna de estas noches se debe molestar a las hadas, porque si algún mortal, llevado por la curiosidad, atraviesa sus dominios, éstas se pueden mostrar crueles, hacerles sufrir y burlarse de ellos para castigar su osadía.
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